19 de octubre de 2009

Cortázar: Escritor-pájaro. [FRAGMENTO]


El corpus polémico.

La polémica estudiada (Arguedas/Cortázar) constituye un corpus diverso y, en cierta medida, atípico, dada la heterogeneidad de formatos, temas y estrategias discursivas que se presentan, cruzan y desarrollan: Carta abierta de Cortázar a Roberto Fernández Retamar, Casa de las Américas (Cuba), donde Cortázar problematiza su condición de intelectual latinoamericano contemporáneo; diario de vida de Arguedas que, como se sabe, es incluido en la novela El zorro de arriba y el zorro de abajo que Arguedas publica en forma de adelanto en la revista Amaru, Lima; diario de vida donde este “va dejando sus impresiones y sentimientos respecto de la escritura de la novela (función meta-literaria) y al entorno vivencial que la condiciona” (función terapéutica) (Ostria. 2000); por otro lado, una cuidada respuesta de Cortázar a la revista LIFE, de U.S.A., en donde exhibe y explica, entre otras cosas, su adhesión a la causa socialista (“idea -aclara Cortázar- que no pasa por Moscú sino que nace con Marx para proyectase hacia la realidad revolucionaria latinoamericana”), además de responder directamente a Arguedas en lo que refiere a las posiciones de escritura del escritor latinoamericano, cuestión que revive la antigua dicotomía regionalismo/cosmopolitismo que prácticamente funda nuestra literatura; a lo que habría que agregar el Inevitable comentario a unas ideas de Julio Cortázar, con presentación meta-polémica incluida y publicado también en revista Amaru, en el cual Arguedas defiende el “provincianismo” intelectual que lo caracteriza en lo personal, pero que, mediante una estrategia de clasificación de “simpatías y diferencias” ya vista en el Primer Diario, va figurando la existencia de dos grupos principales de escritores dentro del “boom”, a los cuales metafóricamente Cortázar llamará años más tarde: escritores-árbol y escritores-pájaro.


Pertenencia y desterritorialidad.

Un escritor-pájaro, como Cortázar, podía descubrir su condición de latinoamericano una década después de haberse instalado en París. Y ese mismo reconocimiento estaba enmarcado en una evolución que se sabe más compleja y abierta. CITA: “A Arguedas le fastidia que yo haya dicho […] que a veces hay que estar muy lejos para abarcar de veras un paisaje y que una visión supranacional agudiza con frecuencia la captación de la esencia de lo nacional” (p.171). A lo que Arguedas responde que todos en cierta medida somos provincianos, el mismo Cortázar, en tanto latinoamericano inmígrate en París, por ejemplo. Pero Cortázar establece diferencias en los niveles de provincianismo, compara a Arguedas con Lezama Lima. Se identifica él mismo con Lezama Lima en cuanto al procedimiento de integración de lo europeo y lo nacional en sus obras y define lo autóctono como algo que está antes o por debajo de las identificaciones locales o nacionales. Da ejemplo de Vargas Llosa (otro escritor-pájaro) y sus novelas que no dejan de ser autenticamente peruanas por el hecho de haber sido escritas en Francia. “Ser autóctono, en el fondo, es escribir una obra que el pueblo al que pertenece el autor reconozca, elija y acepte como suya, aunque en sus páginas no siempre se hable de ese pueblo ni de sus tradiciones (…)


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